Aun recuerdo el primer día que conocí el Ving Tsun, corría el año 1995, mas concretamente Febrero y por aquel entonces practicaba Aikido después de haber estado durante casi 5 años practicando Kung Fu con un maestro que me transmitió su humildad, su tesón su dedicación a las artes marciales, este maestro era Julio Martinez y quiero darle las gracia por todo ello.
Después de haber leído en la tristemente desaparecida revista “el budota” un artículo de Wing Tsun en el que se resaltaba su eficacia y ver un publicidad en la revista “cinturón negro” de que habían comenzado a impartirse clases en Madrid por un señor llamado Javier Gutiérrez de Wing Tsun Leung Ting, me decidí a ir a mirar una clase. Como muchos jóvenes practicantes yo pensaba que lo que había practicado era lo mejor del mundo mundial y difícilmente superable, pero aun así sentía curiosidad por conocer el arte marcial que había aprendido Bruce Lee en su juventud y me acerca a mirar una clase. Tras ver la clase no entendí nada de lo que había visto y como era totalmente diferente de lo que había conocido no me gusto nada, en el momento que me marchaba Sifu Javier Gutierrez me preguntó acerca de la impresión que me había causado el Wing Tsun y tras decirle que no me había gustado el se ofreció “amablemente” a explicármelo de forma que yo le entendiera. Lo primero que me sorprendió es que me invitó a que lo atacara como yo quisiera a lo que pregunté ¿Cómo yo quiera? Ya que me extraño que no me dijera como en otras clases que había probado, si tu me atacas así, yo te defiendo así, etc…, y le lancé un low Kick con botas camperas que llevaba puestas, en ese momento no entendí como pero me llevo al suelo y me imposibilitó el seguir atacando, luego me instó a que probara el benefició del chi sao a lo cual juntando sus brazos con los míos me convidó de nuevo a que lo atacará y esta vez le lancé un codazo que de nuevo anuló y volvió a llevarme al suelo. Después de esto conteste inmediatamente «en marzo empiezo».
Recuerdo que en aquellos primeros tiempos había auténticos gladiadores en clase (yo era un mindundi) que eran en su mayoría cinturones negros o profesores de artes marciales con sus mejores alumnos que habían quedado sorprendidos por este “nuevo” arte marcial. Recuerdo algunos de ellos como si fuera ayer como por ejemplo Gabriel, Carlos Alonso, Tabaré Picón, los hermanos Uzal, Fernando Lopez, Ángel Ortuño, Carlos Antonio, Israel Cubillas, y mis tres grandes amigos y compañeros de camino, Lorenzo, Gerko y Sifu Miguel Rama, había muchos más pues seguramente fueron cientos los alumnos que pasaron por clase durante esos 6 años que estuve con Sifu Javier Gutiérrez en los cuales aprendí muchas cosas y desde aquí quiero agradecerle sus años de enseñanza. Ahora entiendo que dar clase no es fácil y tiene muy buenos momentos pero también momentos amargos y poder agradar a tantas y tantas personas como pasamos por allí, no es nada fácil y menos cuando tienes una enorme organización detrás.
Durante esos 6 años tuve el placer de asistir a seminarios con Sifu Victor Gutiérrez (gracias maestro), los maestros Leung Ting, Kenshpecht , Bill Newman (un autentico caballero) y sobretodo el que más me impresionó Sifu Emin Boztepe que a partir de entonces se convirtió en mi ídolo.
Tras esos 6 años y cansado de dedicar tanto tiempo y dinero al Ving Tsun decidí marcharme y probar otras cosas pero por casualidades del destino entre en contacto con mi gran ídolo del Wing Tsun Sifu Emin Boztepe el cual me propuso organizar un seminario en Madrid a lo cual accedí no sin “cagarme en los pantalones” pues yo por aquel entonces (y hoy en día igualmente) no era nadie y era una enorme responsabilidad organizar un seminario con el más grande luchador que ha dado la EWTO. Aun así y con la inestimable ayuda de Carlos de Miguel y mi inestimable compañero de fatigas Rubén Alonso decidimos traerlo a España, a partir de entonces la EBMAS que era así como se llamaba su organización se implantó en España y cada vez fueron más y más profesores y alumnos de Wing Tsun fueron llegando. Sifu Emin Boztepe fue para mi el artífice del gran cambio que sufrió mi forma de hacer y entender las artes marciales, para el lo más importante no es lo que haces, sino como lo haces e impregno en todos nosotros algo que hoy en día no hemos perdido y es el sacrificio y el esfuerzo para conseguir algo, la palabra que más le gustaba repetir era “intensidad” “prefiero media hora a tope, que cuatro horas relajado” y sino hay estaban los “bomberos” Miguel Rama, Panchi y chivo para que no nos relajáramos imponiendo un ritmo acorde a sus enormes cualidades físicas. En esos 5 años tuve la enorme suerte de poder asistir y recibir clases privadas de alguien que me marcaría enormemente, el G.M. Rene Latosa, un maestro con mayúsculas, amable, cercano, simple y un referente en la Escrima Filipina, lo que más me sorprendió del G.M. Rene fue lo simple, directo y sencillo que lo hacia todo, una autentica maravilla. Fueron años muy intensos y hubo muy buenos momentos en los que pude conocer a mucha gente y muy diversa. Entre todos ellos conocí a una persona que en un futuro sería esencial para mi, esa persona era mi amigo y maestro de wing chun, José Ramón García gracias al cual conocí a la persona que cambiaría para siempre mi idea acerca del Ving Tsun, Sifu Jose Ortíz.
Fue en un curso organizado por José Ramón García en Bilbao e impartido por Clive Potter (alumno de Wong Shung Leung) donde pude conocer a Sifu José Ortiz por primera vez, aunque en ese momento no llegamos a conocernos mucho, hasta un par de años después que gracias a la intermediación de José Ramón García se ofreció a enseñarnos a Rubén y a mi el manejo del palo largo de Ving Tsun. En esa ocasión no tuvimos tiempo de profundizar más a fondo con el Ving Tsun, y yo personalmente después de haber estado con el que para mi era el gran referente en el Wing Tsun, Sifu Emin Boztepe, creía que no había más, que el Wing Tsun que practicábamos era insuperable, pero aun así algo en mí me faltaba y después de conocer que Sifu José Ortiz había conocido al Maestro Chan Chee Man discípulo directo del G.M. Yip Man decidí dar un paso adelante y quedar con Sifu José Ortiz para hablar del futuro. Esto ocurrió en semana santa del 2008 y jamás olvidaré la enorme sorpresa que me lleve al poder conocer de primera mano el Ving Tsun que enseñaba Sifu José Ortiz y que le había transmitido el Maestro Chan Chee Man con la frase que le dijo “yo tan solo enseño lo que me transmitió mi maestro Yip Man no hay nada mío en el”. Recuerdo que cuando volví a clase en Madrid, mis alumnos estaban muy reacios y no se creían que un Ving Tsun tan “primitivo” como decían algunos pudiese llenar el vacío dejado por nuestra marcha de EBMAS. Esa reacción cambió cuando vino Sifu José a Madrid y todos ellos quedaron impresionados por su cercanía, sencillez y ese Ving Tsun tan simple, directo y eficiente que nos dio a conocer. De eso ya hace casi siete años y estamos tan entusiasmados y sentimos que pertenecemos no a una organización sino a una gran familia en la que el problema de uno es el problema de todos y la ilusión, la fe y la esperanza de seguir aprendiendo día a día no se pierde. Como dijo una vez un maestro de Karate de 92 años ante la pregunta de un periodista ¿Cómo sigue entrenando a su edad? A lo que contestó, porqué cada día aprendo algo nuevo. Y esa es la filosofía de la AVTK.
No puedo olvidarme por supuesto De mi Sikung, el G.M. Chan Chee Man y haber tenido el placer de poder entrenar con el y recibir el honor de ser reconocido como instructor de Ving Tsun de su puño y letra. Gracias Maestro y sobre todo gracias Sifu José por tus enseñanzas, tu amistad y tus ganas de enseñar.
Hasta aquí mis 20 años de Ving Tsun y escrima, tan solo deseo que sean otros 40 más y poder seguir haciendo lo que más me gusta, enseñar y transmitir lo poco que se a más y más gente, es un orgullo enorme comprobar como tus alumnos crecen marcialmente y como personas a tu lado.
Gracias a todos, maestros, compañeros y alumnos.