El mágico libro de los infinitos cuentos, así se llama un cuento que les leía por las noches a mis hijas cuando eran pequeñas. La particularidad de este libro es que la infinidad de combinaciones que se podían hacer con cada página hacia que cada día contases un nuevo cuento.
Ese debería ser el título del libro que llevo años escribiendo pues cada vez que lo leo y lo releo veo que hay cosas que cambiar, que modificar, y me doy cuenta que nunca se acabará, que la información es infinita y que por muchas vidas que viviera jamás llegaría a comprender ni una centésima para de la vida en general y del Ving Tsun en particular. Como decía el dialogo de la película El guerrero Pacifico:
-se mas de lo que piensas.
-y piensas mas de lo que sabes. El conocimiento no equivale a sabiduría
Mucho conocimiento, pero poca práctica. Como me dijo una vez una persona “tú sabes más de Ving Tsun que muchos maestros de antes y yo conteste, si pero ellos tenían mas Ving Tsun que yo”. Solo hay que mirar las manos del Maestro Chan Chee Man, sus nudillos, sus brazos, su mirada…
El otro dia en las olimpiadas de Tokio y viendo a Sandra Sanchez y Damian Quintero se me saltaban las lagrimas de la belleza, fuerza, dominio y maestria con la que realizaron sus katas en la final. Cuántas horas de practica, Cuánto trabajo duro,… Que maravilla poder ver que todo ese esfuerzo ha recibido su recompensa y que de esas imágenes salgan futuros practicantes de AAMM.
“tenemos emociones del paleolítico, instituciones medievales y tecnología propia de un Dios” la frase fue dicha por el biólogo Edward Osborne Wilson.
Hoy en día tenemos acceso a través de internet a millones y millones de videos, artículos, libros… en el que el autor nos intenta explicar su experiencia, conocimientos y formas de entender la realidad. Nos pasamos horas visionando videos, leyendo libros no en vano dedicamos una media de tres horas y media al móvil diarios según estudios publicados, otro tanto a las redes sociales, etc. No es raro que la frase más utilizada por las personas sea “no me da la vida” y de ahí el extres que existe en la sociedad, como decíamos antes emociones del paleolítico.
Hace poco lei un libro sobre Microbiota y me prestaron uno mas antiguo, del año 2007 y pude observar lo equivocado y anticuado que se había quedado ese libro, que con lo que había evolucionado la ciencia y los experimento y uso de la tecnología actual se habían descubierto cosas que en ese tiempo no se conocían. La ciencia avanza a pasos agigantados y no nos podemos quedar con instituciones que fueron creadas en tiempos de papel y lápiz para hacer llegar a futuras generaciones lo que hemos aprendido durante tanto tiempo.
Se suele decir que la ciencia, la religión, la economía y la política son las cuatro bases en las que se asienta la sociedad, pero no podemos seguir manteniéndolos como paradigmas pues cambian constantemente y lo que hoy es blanco mañana es negro y viceversa. Por ello la tecnología es de gran ayuda hoy en día, solo hay que mirar las olimpiadas de Tokio en las que se han batido innumerables records del mundo. Lo difícil sobre todo como profesor es buscar el equilibrio entre lo “tradicional” y lo “moderno”. Como utilizar la tecnología a nuestro favor, pero sin perder la esencia de lo que practicamos.
Mis grandes pasiones son mi familia, leer libros, sobre todo de no-dualidad (taoísmo, zen, advaita y sufismo) y las artes marciales. Actualmente suelo entrenar tres días Ving Tsun y tres días BJJ. Unas 12 horas semanales. Con esa dedicación no es posible llegar a niveles muy altos de dominio. “Diez años o diez mil horas para dominar un arte”, llevo treinta años y calculo que llevare algunas horas más, pero me ha llevado muchísimo más tiempo y no he parado en estos treinta años y sobre todo esas horas se han completado con mi etapa de profesor. Ya no creo que se vuelva a entrenar de la forma que se hacia antes, dedicando horas y horas de entrenamiento a no ser que seas un profesional y vivas de ello. Lo mas importante es ser un “becario” de la vida constantemente y tener ganas de seguir estudiando, seguir aprendiendo, seguir experimentando y hoy en dia tenemos a nuestro alcance los medios para ello.
Ese es uno de lo motivos por los que actualmente me dedico a las clases privadas y no en grupo. Intento adaptar la enseñanza a la persona y no al revés. Es harto difícil para los profesores de artes marciales “tradicionales” mantener el entusiasmo, la constancia y la dedicación necesaria para poder a dominar un arte marcial tan complejo como el Ving Tsun. Ya no es posible dedicar tardes enteras, semanas, años, fines de semana a entrenar, a practicar, como lo hacían antiguamente nuestros maestros o en menor medida nosotros mismos pues los hábitos han cambiado.
Estamos acostumbrados a recibir nuestra recompensa a un solo click, en un tiempo récor y sin movernos del sillón. Aunque también es curioso ver como hay cada vez más personas interesadas en las artes marciales medievales por ejemplo aun a sabiendas que ello no les va a valer casi para una pelea en la calle, pero no nos engañemos, los chavales se exponen a una agresión aun peor, las redes sociales y eso no se enseña en un gimnasio de artes marciales. Que sentido tiene aprender a defenderme de un puñetazo si el mayor daño me lo van a hacer con un insulto, un menosprecio, un like más o menos en las redes sociales.
Hace poco mi hija me dijo “papa necesito algo para defenderme por si me agreden” ¿y que hicimos? Pues comprar un spray de pimienta. Si les enseño artes marciales, ¿Qué les enseño? Codazos, rodillazos, patadas a las rodillas, cabezazos, en fin, algo rápido, contundente y con el menor riegos de lesión.
Y que quiero decir con todo esto, pues que nosotros como profesores y en post de continuar con nuestro legado tenemos que adaptarnos, cambiar y ser conscientes de que nuestras clases deben ser amenas, divertidas, actuales y ofrecer a los alumnos aquello que demandan hoy en dia.
Durante este tiempo de pandemia y descanso de clases grupales he aprendido y se me han ocurrido varias maneras de poder hacerlo pero lo que no se es si podré volver a llevarlo a cabo pues veo harto difícil volver a dar clases colectivas, los gimnasios están cerrando, los gustos están cambiando y los “viejunos” que son los que suelen acudir a las clases de artes marciales tradicionales cada vez tienen “menos tiempo”.
Eso si, intentare plasmarlo en ese libro que algún dia se publicará y que se llamara “el libro de los infinitos cuentos de Ving Tsun”, ja, ja, ja…. Y a seguir aprendiendo como un “becario eterno”.
Un abrazo.
P.D.: No me hagáis ni caso, mañana tendre otra opinión como decía Groucho Marx “estos son mis principios y si no le gustan tengo otros”.