En busca del tiempo perdido

Con este título de una novela de Marcel Proust me gustaría intentar transmitir la enorme huella que ha dejado en mí la visita del maestro Chan Chee Man.

Enorme huella pues es como si hubieran pisoteado mas aun lo que ya venia desde hace tiempo conociendo a través de Sifu José Ortiz. En estos días que he podido compartir al lado del maestro Chan Chee Man he conocido de primera mano todos los “entresijos” del Ving Tsun y nunca mejor dicho pues estábamos en Madrid.

Como ya nos había contado en otras visitas realizadas, el maestro Chan Chee Man nos dijo que “donde más aprendía con el G.M. Yip Man era cuando le acompañaba a tomar el té”. Y doy fe que es así, pues en estos días que he podido conocer al Maestro, a la persona, al ser humano que es, he descubierto muchos otros aspectos del Ving Tsun que solo te pueden transmitir aquellos que realmente lo han vivido, lo han saboreado, lo han disfrutado, y el maestro Chan Chee Man disfruta como nunca había yo visto, contando aquellas historias con su maestro, aquellos días de entrenamiento, aquellos compañeros y amigos con los que compartió tan buenos momentos de práctica, aquellas anécdotas tan llenas de detalles imprescindibles para conocer el Ving Tsun.

En estos días he podido comprobar que el Ving Tsun va más allá de ser un sistema de combate muy sofisticado, que si quieres realmente conocer el Ving Tsun tiene que beber de su filosofía, un filosofía que va unida al pueblo chino, una filosofía basada en el respeto, en la tradición, en el que los pilares básicos son, el respeto a la familia y el respeto a la comunidad, en el cual los individuos no son lo importante. Una filosofía oriental basada en influencias como el Taoísmo o el Confucionismo ambas de origen chino, tan cercanas a otras orientales como el budismo, el Advaita, el zen, el sufismo, etc, todas ellas filosofías no duales.

El confucionismo y el Taoísmo son filosofías que deben ir unidas al entrenamiento de Ving Tsun, filosofías que se basan en el respeto y en la no-acción, como podemos comprobar con el término Wu wei del taoísmo tan presente en el Ving Tsun. Wu wei o “no acción” no equivale a inmovilismo, sino a búsqueda de la virtud propia. Nuestro comportamiento es lo primero que debemos cambiar para después proyectarlo y conseguir un cambio mas profundo.

En los países occidentales es difícil transmitir estos principios de trabajo ya que no están presentes en nuestra sociedad, una sociedad competitiva y poco respetuosa. Como profesor de Ving Tsun veo a menudo como la gente no se respeta, se molestan si les corriges (un compañero o yo mismo), como en cualquier momento quieren pegar al otro, como los ejercicios se convierten en una prueba de fuerza, como hay personas que no quieren perder ni en el calentamiento o como algunos golpean a otros gratuitamente.

“Entender la filosofía de las artes marciales es entender que cualquier practicante lucha por superarse a sí mismo, que cualquier practicante debe vivir y actuar como un ser humano ejemplar y que un arte marcial no es una secta, ya que no buscan la sumisión de sus miembros a un líder, sino que, por el contrario, ofrecen a sus practicantes un camino para mejorarse a sí mismos”. (Manuel Rasero Ruiz 3º E INEF (Madrid).

Han sido unos días emocionantes en los que el maestro siempre estaba dispuesto para mostrarte de que hablaba. Y esas sensaciones que transmitía cuando hacías chi sao con el, cuando realizaba alguna forma, cuando mostraba alguna técnica, es cuando te dabas cuenta de que el era Ving Tsun y el Ving Tsun era el. Si hay algo de lo que me he dado cuenta estos días es de lo simple que es el Ving Tsun y de lo complicado que lo hacemos nosotros, siempre intentando hacer más cosas, siempre pensando en los demás, siempre intentando satisfacer a esta sociedad tan acostumbrada a la variedad de ofertas en el mercado. Esta frase de un libro que leí hace tiempo ilustra muy bien lo que sucede en la sociedad de hoy en día y que se titula “porqué mas es menos”

“¿Somos más libres por tener más donde elegir… o más bien nos ahogamos en el océano de posibilidades que tenemos a nuestro alcance? (Barry Schwartz).”

Otro de los aspectos que me han impresionado, es el gran control que tiene siempre el maestro Chan Chee Man del oponente, siempre intentando colapsarlo y luego rematarlo con un golpe muy poderoso. Es increíble verle golpear a sus casi 80 años de edad. Como transmite la potencia con todo su cuerpo, y como utiliza su energía lo justo para anular tu ataque. Simplemente eficiencia en estado puro.

Espero ansiosamente que llegue septiembre para poder llevar a cabo este tipo de entrenamiento y espero poder transmitir a todos los alumnos esta forma de “vivir” el Ving Tsun.

Y no quiero despedirme sin valorar su aspecto humano, es como si estuvieras con tu abuelo, un ser entrañable, cercano, afable, simpático y agradecido.

Quiero dar las gracias a Sifu José Ortiz por habernos dado la oportunidad de conocer al Maestro y a la hija del maestro, Judy, por acercarnos más a el.

Gracias.

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