El propósito del chi sao y el Ving Tsun

buey

El cocinero Ding estaba descuartizando un buey para Lord Wenhui. En cada roce de su mano, cada tirón de su hombro, cada movimiento de sus pies, cada empuje de su rodilla – ¡zip!, ¡zoop! – deslizaba un cuchillo junto con un «zing» y todo estaba en perfecto ritmo, como si estuviera interpretando la Danza de la Arboleda de la Mora o manteniendo el tiempo de la música Jingshou.

«¡Ah, esto es maravilloso!» dijo Lord Wenhui. «¡Imagina a la habilidad llegando a tales alturas!»

El cocinero Ding dejó su cuchillo y replicó, «Lo que me importa de esto es el Camino [«Dao»], el cual va más allá de la habilidad. Cuando recién comencé a decuartizar bueyes, todo lo que podía ver era el buey mismo. Despúes de tres años ya no veía al buey entero. Y ahora, ahora a él por espíritu y no veo con mis ojos. Percepción y entendimiento se han detenido y el espíritu se mueve por donde quiere. Voy junto con el maquillaje natural, atacó en los grandes huecos, guío el cuchillo a través de las grandes aberturas y sigo las cosas tal como son. Así que nunca toco el menor ligamento o tendón, mucho menos una articulación».

«Un buen cocinero cambia su cuchillo una vez al año – porque él corta. Un cocinero mediocre cambia su cuchillo una vez al mes – porque él taja. He tenido este cuchillo por diecinueve años y he descuartizado miles de bueyes con él, y aun así la cuchilla es tan buena como si recién hubiera llegado de la esmoladera. Hay espacios entre las articulaciones, y la cuchilla del cuchillo realmente no tiene grosor. Si tu insertas lo que no tiene grosor en tales espacios, entonces hay bastante espacio – más que suficiente para que la cuchilla juegue alrededor. Es por eso que después de diecinueve años la cuchilla de mi cuchillo es aún tan buena como si vieniera por primera vez de la esmoladera».

«Sin embargo, cuando voy a un lugar complicado, mido las dificultades, me digo a mí mismo que esté alerta y tenga cuidado, mantengo mis ojos en lo que estoy haciendo, trabajo muy lento y muevo el cuchillo con una gran sutileza, hasta que -«¡flop!» todo se despedaza como un terrón desmoronándose hasta el suelo. Me paro sosteniendo el cuchillo y miro alrededor, completamente satisfecho y reluctante a seguir adelante, entonces limpio el cuchillo y lo hago a un lado».

«¡Excelente!» sijo Lord Wenhui. «He escuchado las palabras del cocinero Ding y aprendido cómo nutrir la vida!»

Un saludo.

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