No cabe duda que hoy en día los mejores métodos de entrenamiento están en los deportes de contacto y que son los que mejor resultado dan en cuanto a velocidad de aprendizaje y a capacidad de respuesta ante una pelea. Esto es debido a mi parecer a que el contacto es constante y trabajan lo que más suele faltar a los practicantes de artes marciales tradicionales hoy en día; la potencia, la velocidad (timing y distancia) y la preparación física y mental a través del contacto. Esto no quiere decir que los métodos tradicionales sean malos, sino que exigen un tiempo de entrenamiento aún mayor y una dedicación más intensa en cuanto a conocimientos, teoría e implicación.
Cuando era un chaval el auge de las películas de artes marciales hacia que los gimnasios estuvieran llenos de gente con pasión y que lo que buscaba era poder defenderse de una agresión pues en los años 80 era más común solucionar los problemas a “palos”. Actualmente los gimnasios tradicionales están vacios de gente joven, ya que están muy ocupados de solucionar todos sus problemas ocultos tras una cuenta de twiter. La gran mayoría de los alumnos son personas de cerca de 40 años y más que todavía conservan esa pasión, ese esfuerzo y esa dedicación que se exige en un practicante de artes marciales.
En hora u hora y media de clase dos días o tres por semana es casi imposible dedicar todo el tiempo necesario que se debería a cada una de las partes de un arte tradicional. Formas, trabajo de pasos, trabajo de puños, patadas, ejercicios de chi sao, lap sao, da lat sao, combate, preparación física, estiramientos, son demasiadas cosas para trabajarlas en tan poco tiempo. Antiguamente los practicantes de Ving Tsun dedicaban horas y horas a su entrenamiento, no en vano y como asi nos ha contado el maestro Chan Chee Man, el gimnasio era su lugar de reunión, su local social, allí es donde se reunían para pasar la tarde entre amigos igual que nosotros lo hacíamos en los recreativos o en la calle. Y luego estaban constantemente probando su evolución en las calle de Hong Kong y de ahí que el Ving Tsun llegó a ser temido y respetado en la comunidad marcial.
El fin de cualquier práctica debe ser el integrar en tu forma de pelear los principios, conceptos y técnicas del arte que practicas. No es raro ver practicantes de diversos estilos que a la hora de hacer combate intentan imitar a un deporte de contacto, y yo me pregunto que si es asi porqúe no practicar deportes de contacto desde el principio. “Entrena como peleas y pelearas como entrenas” creo que debe se la máxima que se debe aplicar cualquier practicante a la hora de entrenar.
En estos años que he podido aprender y practicar con muchos de los mejores practicantes de Ving Tsun del mundo, he visto métodos buenos y malos de entrenamiento. Tuve el privilegio de vivir la irrupción (aparición violenta y repentina de algo) del Ving Tsun en España, observar también su gran auge y también ver la decadencia. Decadencia que vino fomentada por que el monstruo se devoró a si mismo y todos querían ser el “cabecilla” de un nuevo arte marcial surgido de el. Y comenzaron las disputas, a ver quien introducia algo más nuevo, más diferente y que iba totalmente en contra de lo que nos habían contado durante años “menos es más”.
Cuando comencé a practicar Ving Tsun las clases eran impartidas por personas que se dedicaban profesionalmente a ello, que se habían “partido la cara”, que dedicaban todo su tiempo y esfuerzo a intentar crear la organización de Ving Tsun más grande que ha existido en España. En esos años pude entrenar y conocer a muchos practicantes que venían a conocer de primera mano un arte marcial que era conocido por su efectividad y dureza. Que contribuían a que las clases fueran duran y exigentes por la calidad de muchos de esos practicantes.
Este comienzo en mi camino en el Ving Tsun estaba caracterizado por cosas tan sencillas como eran la solución universal, los puños en cadena y tirar palante, con las cuales y en esos días eras capaz de enfrentarte a cualquier practicante de otras artes marciales. Esto no quiere decir que eso sea todo lo que hay que aprender, pero si que es algo que deberíamos machacar hasta que sea tan natural como andar. Los programas y las técnicas no nos deben de convertir en autómatas que imitan, repiten y se limitan a lo que les enseñan, sino que deben de estar enfocados a sacar lo mejor de cada uno y potenciar las cualidades del practicante. Toda técnica o ejercicio que se practique debe ser intuitivo y desarrollar en el practicante la reacción natural de este y no encapsularte en la propia técnica o ejercicio.
Mas adelante tuve la suerte de conocer al “mejor” luchador que se ha conocido de Ving Tsun, Sifu Emin Boztepe y como a través de su experiencia nos transmitió sobre todo la intensidad y la importancia de la preparación física a la hora de la práctica del Ving Tsun. Dicha pasión por el arte que practicaba me llevaría a que en los años posteriores pudiese interiorizar más en el sistema y conocer de primera mano con los conocimientos del maestro Chan Chee Man los “entresijos” de dicho arte. Para que servia el chi sao, que “encerraban” las formas, como entendían los orientales a través del vocabulario el Ving Tsun, etc, etc.
Todo ello me ha servido para intentar plasmar en mis clases y transmitir a los alumnos lo que a mi parecer debe ser el entrenamiento de Ving Tsun. Por ello es imprescindible hoy en día que adaptemos nuestro sistema a estos métodos de entrenamiento que tan buenos frutos han dado pero sin perder la esencia de lo que practicamos. Sacos de boxeo, protecciones más modernas que permiten un mayor contacto, paos, etc deben ser utilizados a diario para desarrollar potencia, timing y preparación física y mental.
Quienes me conocen saben que en mis clases siempre exijo el máximo de cada uno y que yo soy el primero en hacerlo. Es un orgullo saber que lo he conseguido y que todos aquellos que acuden a clase saben que no vienen a pasar el rato y que siempre conseguirán de mi lo mejor. El que no tenga ese compromiso ya sabe y como decía Yip Man “un alumno tonto aprenderá un Ving Tsun tonto”
Gracias.